La zona de confort es un área no permitida para los emprendedores. La adversidad suele ser una moneda corriente porque el éxito no llega en el primer proyecto. A veces transcurren varias circunstancias hasta poder llegar a lo que uno desea lograr. Vivir en París y llegar a ser una gran pintora puede ser aquella zona de confort, pero teniendo un don especial como el olfato absoluto, la ha llevado a liderar el imperio del té, de los sabores y de los aromas. En su exposición durante Experiencia Endeavor NOA, Inés Berton, fundadora de Tealosophy, ha demostrado que una decisión tal vez disruptiva para la lógica empresarial le ha llevado a crear aquel emporio inspirado en una casa de té de Nueva York.
“Si no hay riesgo, es difícil que haya historia”, apunta la creadora de Inti Sen y de Chamana. Y completa la metáfora: “sin lluvia no hay arco iris”. Según su experiencia, una de las claves es cuestionarse, lo que no implica estar confundido, sino vulnerables a dudar. “Nos da un capital enorme. No hay un sólo camino, sino muchos. Las decisiones hacen que los resultados sean distintos”, lanza la perfumista.
La pandemia de la Covid-19 obligó a Berton a incursionar en un terreno que, para ella, no era muy explorado: la tecnología. Cuando comenzaron las cuarentenas globales, ella se encontraba cerca de Kioto, en cosechas de té y se preguntó: ¿qué hago ahora? Reconoce que el ingreso al mundo virtual le costó un montón, pero debía hacerlo porque tenía que continuar con un negocio que abastecía a los principales restaurantes y a las cadenas hoteleras del país. “Decidimos poner el foco en el e-commerce y el negocio creció en un día todo lo que hacíamos en un año por ese canal”, afirma Berton, acostumbrada a oler y tocar sus productos, con la intención de que transmitan lo genuino de ellos.
Pero había que dar el salto. La emprendedora recuerda una frase internalizada en el mundo de los empresarios: “en tiempos de crisis, algunos lloran; el emprendedor, en tanto, vende pañuelos”. En ese aspecto, entiende que hay que tener una mirada más ágil del escenario y estar siempre atentos a los cambios, para no quedarse en modo víctima, mientras otros exploran soluciones. Resalta que en su compañía ha formado el equipo de sus sueños, donde el cadete llegó a convertirse en gerente (lo denomina “gerendete”). “En mi empresa no hay CEO ni otros títulos de nobleza; hay equipo, donde también están los dreamers (soñadores)”, enfatiza. Pero, acota, que también hay espacio para los racionales. “En un equipo donde todos quieran volar con sus ideas, es necesario que haya gente que sepa aterrizar esas ideas y, si es posible, confrontar”, sintetiza.
Berton explica que el emprendedor debe vivir en “modo esponja”, atento a aprender todo, que inspire a otros, dejando de lado el ego y que delegue; que tenga afinada la intuición y estar permanentemente en estado creativo.
La fundadora de Tealosophy hoy dirige la compañía mirando las cosechas a través de informes satelitales. Dice que se amigó con la tecnología y que eso le permite tener una vida más amable para viajar y hacer lo que le gusta. Y vuelve a lo esencial: “hay que animarse y tener coraje para asumir riesgos”.